Portava un temps una mica desencantat o deslligat de Harwitum però útlimament sento que la connexió cada cop és més gran. Aquí us deixo l'últim capítol, Antàrtida per recordar-nos sobretot la importància de riure. I això em ressona molt perquè en una meditació quan vaig connectar amb el jo-futur més feliç d'aquí un any el que em vaig trobar és que era molt campechano, divertit i reia molt. Així que em va recordar que aquí hem vingut a passar-nos-ho bé, a riure :-)
Que ho disfruteu:
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“El Talón de Aquiles”
Que ho disfruteu:
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“El Talón de Aquiles”
El último tramo de este gran
viaje que hemos compartido, el Camino del Norte al Sur, posiblemente haya sido
uno de los más difíciles de todos. Todas las fuerzas y preocupaciones del
camino se habían acumulado, reflejos, interpretaciones de la realidad, qué
estábamos haciendo, con quiénes, y mucha confusión y enfrentamientos con uno
mismo se hacían presentes.
Cuanto más cerca de la
Divinidad nos encontramos, más oscuridad, interna y externa, nos envuelve para
poner a prueba nuestra integridad y disposición para con el Plan.
En mi caso, aun sigo
procesando cosas que algún día contaré con más detenimiento, pero que me han
llevado a que me sea imposible poder escribir sobre el viaje, ya que en cierto
momento, el caminante se modificó, creció y comenzó a vivir el paso a paso de
una manera diferente, en la que a esta altura, aún remueve mi interior sin
poder dejarme estable para compartir con todos todo lo que realmente me
gustaría en este momento.
El Calafate, pueblo que representa las puertas
de una de las maravillas de Sudamérica, el Glaciar Perito Moreno, representa la
región de los gemelos y talón, es decir, el punto débil de nuestro cuerpo, el
Talón de Aquiles.
Llegar ahí nos puso a todos
en una constante revisión, introspección que nos conflictuó hasta el punto de
quitar todas las máscaras que nos estaban haciendo llegar sin enfrentarnos a
nosotros mismos al máximo sur.
Ushuaia estaba cerca, y no
podíamos iluminar la conciencia que acarreábamos sin enfrentar la densidad que
también venía con nosotros.
El Camino del Norte al Sur,
estaba por llegar a su fin… pero no sólo éste que hemos creado en el 2012, sino
un viaje que hemos comenzado hace 26 mil años, y otro que continuamos hace 12
mil.
De repente todas esas
historias se me vinieron encima, todos mis recuerdos comenzaron a aplastarme.
Llegábamos a Río Grande, sitio que en nuestro pié, representa el Compromiso con
Uno Mismo.
¿Hasta dónde estábamos dispuestos a avanzar? ¿Hacíamos esto
por nosotros o por otros?
¿Qué estábamos dispuestos a soltar para cumplir nuestra
Misión?
Las aplastantes preguntas
inundaron nuestros días, que cada día se hacían más largos debido al verano en
aproximación.
De repente miré al frente,
como muchos habrán hecho, y delante sólo había 3 días que nos separaban de un
ciclo que comenzamos hace miles de años, del comienzo de otro nuevo.
Aquellos que recordamos, la
simple idea de vernos de pie en tal posición, nos hace sentirnos en un abismo
aterrador de incertidumbre… ¿lo habremos hecho como el Universo lo necesitaba?
La Planta del Gran Pie
En la planta del pie de la
Gran Mujer, en el fin del Mundo habitado por la sociedad humana, yace la ciudad
más austral del mundo: Ushuaia.
En el cuerpo, ésta
representa el Compromiso con la Misión.
Allí, sabríamos si realmente estábamos dispuestos a dejarlo todo.
Muchos problemas surgieron
en el camino, tanto emocionales como económicos, retrasos de aviones,
conflictos con el vuelo hacia la Antártida, y todos nos estaban probando.
Hacía unos 10 mil a 15 mil
años que personalmente había estado construyendo un camino que significase una
vía de entendimiento para todos, para que pudiésemos juntos idear y sostener la
nueva frecuencia que generase la Nueva Humanidad, y ahora todo ese esfuerzo
estaba siendo puesto a prueba mediante las emociones y la frustración, las dos
batalles más grandes de la Humanidad Actual.
No obstante esto, el
Universo nunca nos pone pruebas que no estemos dispuestos a superar. El viaje
nos ha hecho crecer a todos, enfrentarnos a las miles de facetas de los demás,
de nosotros mismos, y cómo nuestro granito de arena hace que la más difícil de
las misiones pueda realizarse.
Mirando por la ventana el
Canal de Beagle, entre Argentina y Chile, todos esos males se apoderaron de mi
cuerpo, el cual se dejó caer posiblemente en una de las últimas batallas con mi
interior, así como con el de los demás. Mientras diferentes batallas internas
se realizaban, allí, en el Lobby del Hotel, la tarde del 20 de Diciembre de
2012, una extraña oscuridad ingresó en mi cuerpo.
Mientras esto sucedía, 9
mujeres realizaban una contención y liberación dos metros detrás de mí, las
cuales se dispusieron a liberarlo. Entre cantos y tambores, este ser luchaba
por confundirme, poniéndome a prueba en mi fortaleza. No podía cruzar al
Continente Puro con miedos, dolores, rencores, tenía que sanarlos todos juntos
y sonreír como todos debíamos hacerlo… confiar.
Hasta ese momento, dos de
las personas que debían viajar esa tarde con nosotros, estaban varadas junto a
mi familia en el mismo vuelo hacia Ushuaia, sin poder salir de su escala en el
Calafate… Justamente allí, todos fuimos puestos a prueba.
Mientras esta batalla se
daba, ellos luchaban con sus miedos y frustraciones. Uno de ellos, portaba la
última Towei Lumbar, la única que jamás poseí en mis manos, y esa llave sería
la que conectaría a todas las demás.
TOWEI LUMBAR Nº 1 o 51…
En Enero de 2012, cuando
fuimos a recibir las primeras 25 llaves, sin saberlo, una, la primera, el
primer modelo realizado, nunca pudo ser entregada. El Artesano la había estado
cuidando, y jamás pudo desprenderse de ella. Cada vez que entregábamos una llave
en el mundo, algo atraía la frecuencia hacia Capilla del Monte, lo cual me
extrañaba, pero que posteriormente entendí. Tras haber ya entregado la mayoría
de las llaves, con muy pocas en mi custodia, me entero de la historia de la
primer llave de todas, la cual nunca había salido de allí donde fue forjada.
La llave número 1 o 51, era
la que unía a todas las demás, la primera en hacerse, aquella que todos vieron
en las primeras fotos, sobre un cuarzo blanco con flores…
Por eso, esa llave debía ser
entregada en el lugar más puro al cual se dirige toda la energía. Sólo el
Artesano, podía entregarla, de una u otra forma, sólo él, su forjador, podía
liberarla, por eso mismo era él uno de los que iría con nosotros a la
Antártida… pero que ahora, estaba varado en el Talón de Aquiles.
Cuando la decisión tuvo que
ser tomada, esa lucha se estaba dando en mi interior… quien daba el primer paso
abriendo el camino, tenía que despejarlo primero para que podamos pasar.
Fue así que en la presión de
no poder cumplir la misión, por la llave que no llegaba, por el avión que no
podría salir debido al clima, por no poder cerrar el viaje con el dinero ese
mismo día… y tantas cuestiones más, este ser en mi interior intentó por última
vez dominarme y hacerme caer ante sus pies. Pero las 9 Mujeres con su fuerza,
despertaron un gran espíritu que se hizo presente, disipando todas las
oscuridades. Con sólo unas palabras, me recordó qué hacía allí, por qué todos
estábamos allí, por qué cada uno de ustedes había empezado este viaje…
La Luna nos lo había dicho…
la Tierra nos necesitaba, y cada vez que mirábamos a la Luna, ésta nos lo
recordaba. Por eso, la Luna llena del 7 de Febrero de 2012, en plena noche,
entre el hielo y la nieve, comenzó Harwitum en las montañas de Montserrat, donde
la energía del Mago Merlín en un inglés británico nos preparó para este gran
viaje.
EL MAGO MERLIN
En aquel instante, sus
palabras se hicieron escuchar entre todos allí en el hotel de Ushuaia, y
elevando la frecuencia me recordó y nos recordó: “Cuando el frío se extiende en el
exterior, debes recordar que el fuego sólo yace en tu interior”. Ese
fuego creció, y devolvió una sonrisa en todos. Los allí presentes hicieron lo
que debían hacer. La luz y la conciencia de las miles de personas que están
ahí, ustedes, los que nos trajeron hasta el fin del mundo, comenzaron a
construir un Faro de Luz allí en el Fin de las Tierras conocidas, que extendía
la conciencia hacia uno de los océanos más difíciles y fríos del mundo.
Merlín dijo: “Te espero del
otro lado”
En ese momento, todas las
cosas se habían solucionado. Las personas que debían ir se iluminaron ante mis
ojos, las personas que hacía mucho habían estado preparadas para esta tarea… no
eran conocedores, sino almas puras, de sonrisas, de libertad, de inocencia.
El avión de El Calafate,
llegaría en el momento en que nosotros debiésemos marchar a Chile para
encontrarnos con el avión hacia la Antártida. Y eso llevó a que tomasen una
decisión… Esta Llave de la Conciencia, sería la primer llave que llegase sola,
siendo entregada desde los aires por desconocidos. El Artesano entregó la
llave, y fue el piloto del avión de la aerolínea nacional, quien en un pequeño
sobre, trajo a Ushuaia la última llave de todas.
Ese anochecer del 20 de
Diciembre, recibíamos la llave de manos de la aerolínea, en un sobrecito, la
Towei Lumbar.
Tras haber pedido permiso a
los elementales, y haber conseguido todos los medios para llegar a Chile, los
cuales eran cada vez más imposible, encontramos la mejor opción de todas: el
Helicóptero.
Hacia el Continente Blanco
El amanecer del 21 de
Diciembre nos recibía de la mejor manera posible.
Éramos 6 personas las que
debíamos viajar a la Antártida, no sabía por qué aún, había una razón, aunque
no la comprendía. Muchos se fueron ofreciendo, pero iban cayendo, otros, sabía
por frecuencia que no eran quienes debían estar allí, debían hacer otra labor.
De repente, todo había cambiado, y en sólo horas, las personas que debían ir,
ya estábamos listas.
En Punta Arenas, Seba y Mariano tomaron el vuelo en el cual nosotros nos sumaríamos dos
horas después en Puerto Williams. Seba
había venido desde Estados Unidos, y Mariano, cuñado de Seba y cantante de
Dread Mar I (Reagge), había cancelado dos o tres conciertos para poder estar
ese día allí (cuando su deseo en realidad era ir a Rusia).
De Argentina, veníamos yo, Matías, abriendo el camino, y Eimi,
quien registraría el último paso.
Por otro lado, con una
sonrisa pura, aquellos días del 7 de Febrero en Barcelona, la conocí a Vanessa, de Brasil, dentro de la
Iglesia de la Sagrada Familia, y que ahora sin haberlo pensado, había llegado
hasta Ushuaia.
De España, construyendo el
Puente de Amor desde el 11:11 en Capilla del Monte, estaba Arminda.
Los tres úteros de nuestro
nuevo mundo estaban siendo representados en mujeres ahora dentro de aquel avión
pequeño: España, Brasil y Argentina… Arminda, Vanessa y Eimi.
Los tres hombres, poníamos
el movimiento, las risas y la contención de la labor a realizar.
De repente, nuestro viaje se
convirtió una constante risa, y ahí comprendí lo que vengo diciendo todo el
año: es importante reír, reír nos eleva a frecuencias superiores que ni podemos
imaginar.
Durante nuestro viaje y
estadía en la Antártida, la risa fue la clave, a lo largo de todo el día 21 de
Diciembre.
Era inevitable pensar que en
cierto modo, habíamos llegado allí conscientemente a mantener desde la tierra
que conecta a todas la risas y la frecuencia de la felicidad para que la red
que hemos creado se impregne de ella, y todo miedo, angustia, temor,
negatividad que rondase por la red creada, se convirtiese en felicidad y
alegría.
Isla Rey Jorge
Pronto se hizo a la vista,
una costa inimaginada. Hielos y glaciares entre peñascos oscuros y helados
reinaban y rodeaban la pista de aterrizaje de tierra en la isla que corona el
continente blanco. Aquí se dio una paradoja.
Nuestro viaje juntos, el
Harwitum, comenzó en Montserrat, bajo la historia del Caballero Jorge, o San Jordi
como lo llaman allí. Su historia, en resumidas cuentas, habla de un Caballero
que vino desde muy lejos tras la batalla de los cruzados, y llegando a Europa,
se haya con el problema de que un gran Dragón quería dominar la región, y que
para calmarlo, había pedido comerse a la princesa. Esta Doncella estaba por ser
entregada al Dragón, pero Jorge apareció y luchó contra el Dragón hasta
matarlo. A cambio, el caballero desposó a la doncella convirtiéndose en Rey.
En Montserrat, Merlín nos había dicho que el Caballero, era
el caminante que se lanza a la peregrinación en búsqueda de ayudar al prójimo,
y de encontrarse a sí mismo. Sus hazañas lo convierten en caballero, pero hay
una misión que es la más difícil: Ayudar a la Madre Tierra. La doncella se ve
envuelta en el absurdo fuego de un Dragón al que hoy llamamos Emociones. El
caballero debe aprender a dominar sus emociones, y sólo así puede salvar a la
doncella. De esta manera podría ser coronado en la pureza. Y
ahora, justo en este momento, todos los caballeros, estemos donde estemos
alrededor del mundo, estábamos dirigiéndonos al chakra Corona del Mundo,
Antártida, justo a una isla cuyo nombre convertía a aquel caballero, en el Rey.
Jorge ahora reconocía su Corona, y las emociones estaban siendo trascendidas
para vivir la emoción más pura de todas: la plenitud de la felicidad.
Debido al tiempo que
perdimos en llegar desde Ushuaia a Puerto Williams, no tendríamos mucho tiempo
para hacer nuestro cometido en el continente blanco.
Sólo 1 hora y media entre la
llegada y la partida teníamos disponibles para hacer TODO.
Llegamos y seguíamos riendo
aún con más fuerzas. Aunque la sorpresa nos dejó un momento sin suspiro. Al
abrir las puertas del avión, nos estaba esperando nuestro guía chileno. Su
imagen, de barba blanca, flaco, con mirada de anciano y un carácter extraño, pero
sobre todo su apariencia, fueron chocantes para todos… Ese hombre, era la viva
imagen del Mago Merlín. “Te espero del
otro lado” dijo. Indudable.
LA CONCIENCIA Y LA DIVINIDAD
El Sur Patagónico,
representa en el mundo la conexión de la Conciencia, el punto donde toda la
conciencia de la Humanidad es arrastrada por el magnetismo, hasta allí
donde los últimos pueblos y ciudades se
elevan. Mientras que la Península Antártica representa el dedo de la Divinidad.
Como en aquel cuadro de Miguel Ángel, el
Hombre y Dios se conectan por las puntas de sus dedos… del lado Sudamericano,
entre Chile y Argentina, los dedos de esa mano se extienden para tocar la punta
del dedo Divino Antártico, en la isla Rey Jorge.
Mientras en Ushuaia, un
grupo de personas se disponían a hacer la entrega de la última llave Towei
Lumbar, nosotros en la Antártida, entre hielos y pingüinos, buscábamos el lugar
óptimo para hacer la conexión con todos ustedes.
Un hermoso hongo de hielo
apareció en la costa de la isla de los Pingüinos, donde naturalmente nos
dispusimos a atraer la frecuencia desde todo el mundo. Allí conectamos mediante
elementos y materiales con las energías de los 7 chakras.
Sin preguntarnos, cada uno
ocupó su lugar. Nuestras sonrisas, nuestra conexión con la red en aquel frío
paisaje, nos dispuso a entregar esa llave sin siquiera mirarla. Mientras
Arminda, Mariano, Seba y yo, sosteníamos la frecuencia desde el hongo, Vanessa
purgó en su pureza la intensión de la Llave que conectaba todas las demás, y de
esta forma, pudo entregarla a las heladas aguas antárticas.
En aquél momento, el tiempo
de estadía se nos agotaba, y nuestro guía Merlín, cuyo verdadero nombre es
Alejo Contreras (uno de los primeros hombres en llegar al polo sur) se nos
acercaba para apurarnos antes de que el avión marchase.
Pero pronto, cuando los 6
estuvimos en círculo, una entidad comenzó a hablar. Un ser intraterreno de las
ciudades que hace millones de años fueron fundadas en la Antártida, con un tono
y suavidad maternal, comenzó a hablarnos con sonrisas sobre la red, sobre la
labor, dándonos la bienvenida a las puertas de su mundo.
Dijo entre muchas cosas que
todas las ciudades del mundo intraterreno responderían a la conexión, que miles
de personas en la superficie deben reconocerlos, y volver a trabajar unidos. Y
dijo: los 7 continentes se reflejan en
los 7 humanos presentes…
Para ese momento, en
silencio, Alejo estaba detrás de nosotros, en una leve meditación, de pie, con
sus manos y palmas sosteniéndonos a los 6. Esperó a nuestro retorno al mundo
físico, y nos guió hacia el bote de regreso a la pista.
Entre risas y felicidad,
lanzamos todo lo que llevamos a las aguas: los cuarzos, varas, cristales, y
todo lo que debía quedarse allí para anclar físicamente la conciencia de todos.
De retorno, nos subimos al
avión, mirando por la ventana, nos dimos cuenta de que estuvimos una hora y
media en la Antártida, tiempo en el cual más de 45 minutos tuvimos los ojos cerrados…
Nos pareció un poco absurdo, pero confiábamos en que el trabajo realizado no
necesitaba más que una hora para llevarse a cabo. El 21 de Diciembre aún no
había acabado, y parecía que aún había mucho por hacer…
El avión se dispuso a
arrancar, y en pleno despegue, frenó de golpe. Nos asustamos todos. Intentó
despegar de nuevo, pero volvió a tener el mismo problema. De repente nos vimos
en una incertidumbre, sobre todo porque la pista finalizaba en un precipicio…
El piloto se gira y con un
rostro lamentado nos dice: “me temo que
tendremos que quedarnos”
Para nuestra felicidad, el
líquido hidráulico estaba fallando (es decir la flexibilidad humana en una
interpretación más esencial)
De repente, nos bajamos del
avión, y nuestro rostro fue el más feliz que jamás hayamos imaginado. Estábamos
de repente, varados en la Antártida. No sabíamos cuándo podíamos volver… pero
eso no nos importaba.
Estábamos en la tierra más
esperada, en la fecha más esperada, en el día más largo del año en un sitio
donde no se pone el sol. Nuestra labor en este continente no había finalizado.
Alejo (nuestro Merlín
chileno), al subir a su camión sueco para el hielo, nos dijo: “esto les sucedió a los pilotos porque no
respetaron lo que ustedes vinieron a hacer”…
Aquel hombre que había
pasado 30 años en la Antártida, sabía de lo que hablaba y sabía lo que
estábamos haciendo…
Con él visitamos los
glaciares, jugamos, reímos, ayudamos en la base, conocimos otras, y al final de
todo, el día 22 de Diciembre, algo increíble sucedió.
LA IGLESIA RUSA
Junto a la base chilena, a
sólo 1 km y medio, se extiende la base rusa. Ésta tiene vista a la bahía donde
la llave fue entregada, y sobre todo, no es la base la que mejor vista tiene,
sino que en la colina, digna de una película de Tim Burton, una pequeña iglesia
Rusa Ortodoxa.
Mariano en ese momento no lo
podía creer. Hacía mucho tiempo que todo lo guiaba a una iglesia rusa, que
regalos que le habían hecho, señales que le habían llegado, le llamaban a
viajar a Rusia para conocer una Iglesia Rusa aunque no sabía por qué. Era eso
lo que lo hacía dudar de ir a la Antártida cuando Rusia era el destino que
esperaba. Sin embargo allí estaba, la única iglesia de la Antártida, hecha
completamente de madera, sin clavos, y se erigía vigilante sobre la base rusa.
Las señales le habían
indicado a una iglesia rusa, pero no habían dicho dónde…
Caminamos aquella tarde
hacia sus puertas, e ingresamos los 6.
De repente, su interior
pequeño se convirtió en uno de los más grandes palacios, de oro, colores,
cuadros, miles de detalles… y mi asombro se hizo cada vez mayor.
En aquella pequeñísima
capilla, yacían todos los símbolos, señales, emblemas, signos culturales,
históricos y guías que habíamos tenido a lo largo del camino Harwitum. Esa pequeña
capilla parecía ser un resumen de todo el viaje que habíamos hecho. Una manera
bastante cinematográfica de finalizar un camino como este…
Y en un costado, un cuadro
hermoso del patrono de la isla: San Jorge. Allí estaba el caballero, sobre su
corcel blanco, matando al dragón.
El tiempo se detuvo allí
dentro, hasta el momento en que Merlín volvió a hablar, esta vez nos dio un
mensaje a cada uno y otros para todos. Sus palabras fueron muchas, y en un
inglés antiguo, sin embargo, algunas de ellas han marcado el ciclo de lo que
hemos comenzado…
“El Camino recién comienza,
mis amigos… deben recordar que el fuego está en vuestro interior, y haciéndolo
brillar podrán cubrir la oscuridad que les rodea. He puesto semillas en vuestro
interior, pero ahora es vuestra labor cuidarla y hacerla crecer… Recuerden
amigos míos, la magia no existe… pues la vida es la magia…”
Ahora entendí lo que nos
había dicho en aquella luna de febrero, sentados sobre el hielo… “el frío no existe, sólo el fuego de vuestro
interior, sonrían y enciéndanlo”… Nuestro viaje culminaría en uno de los
sitios más fríos del planeta, y allí nuestra sonrisa debía encender el fuego
que nos haría encender al mundo.
Las risas
nos elevarían hasta la más alta dimensión que deseemos…
¡RÍAN
HUMANOS!
La última Luna Llena
Tras volver a Ushuaia para
Navidad, y un largo viaje de regreso a casa posteriormente el día 26 de
Diciembre, había una parada que nos era obligatoria: Tandil.
Llevábamos con nosotros las
tierras de Ushuaia y Antártida, tierras que no podían faltar en nuestro Árbol
de la Vida. A Tandil llegaríamos el día 28 por la tarde, tras recorrer casi 3000
km desde Ushuaia en coche. Esa misma noche, coincidentemente, y sin saberlo
entre nosotros, se organizaba allí una reunión para meditar sobre la Luna
Llena, la última del año 2012. Al llegar, un grupo de unas 70 personas rodeaban
el árbol, el monumento que creamos y dimos vida el día 12-12-12 en el útero de
la Gran Mujer.
Increíblemente, como me
habían dicho… el viaje finalizaría cuando la Luna esté llena en el cielo. La
tarea no había culminado, pues faltaban las dos tierras más importantes para
completar el círculo de la vida en Tandil. En el momento en que la gente de
Tandil finalizó con su parte de la labor en la puesta del sol, me dispuse a
hacer la entrega de ambas tierras. En un momento en que ni el sol ni la luna
estaban a nuestros ojos, hicimos juntos, con sonido y toda la intención, la
entrega de las últimas tierras.
En el preciso momento en que
la tierra antártica fue entregada, la Luna Llena comenzó a emerger por las
colinas iluminando el cielo. Su luz nos bañó a todos, y nos hipnotizó. Allí
estaba la última Luna de todas, la última del gran ciclo y gran año que hemos
creado.
Realmente, la Vida era la
Magia.
Al fin, la labor que hacía
miles de años estaba planificando, había podido darse y de una manera bella y
fascinante, había recomenzado.
Todos juntos, desde hace
milenios en la historia humana, en cierta forma hemos construido este momento,
esta magia que es nuestra vida, todas entrelazadas unas con las otras creando
realidades entre ellas simplemente si decidimos movernos. Sólo con que uno
mueva el camino, el resto comenzará a caminar. Es el momento ahora de que todos
comencemos a caminar. Hemos puesto juntos las bases y la conexión de los puntos
básicos para gestar una red que a otro nivel nos permita unir los lazos de la
historia para crear una nueva.
Es momento ahora de comenzar
a plasmar ese mundo. Las llaves fueron entregadas, y las puertas comenzaron a
abrirse… es nuestra decisión ahora la de atravesar esas puertas.
¿Están dispuestos a hacerlo?
Si es así, sean bienvenidos
al Nuevo Tiempo, a la Nueva Tierra… tenemos todo un inmenso mundo que
transformar, y este camino recién ha comenzado.
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