dimarts, 29 de novembre del 2011

El día que John Lennon se encontró con un hippie



Aquí trobareu un documental sobre John Lenon sencer que també sembla molt interessant:
elzo-meridianos.blogspot.com

No sé si aquestes frases són seves, però són boníssimes:

"Cuando se utiliza la violencia, entonces estás entrando al juego del sistema. El poder te irrita, te tira de la barba de la cara para que luches.
Porque una vez que tienen que a la gente violenta entonces saben como manejar y reprimen. Lo único que no saben manejar es la no violencia y el humor."

"Cuando yo tenía 5 años, mi madre siempre me decía que la felicidad es la clave para la vida. Cuando fui a la escuela, me preguntaron que quería ser cuando fuera grande, escribí feliz. Me dijeron que yo no entendía la pregunta. Les dije que no entendían la vida."

dilluns, 28 de novembre del 2011

La vida sin filtro solar -- Miyo

Vamos entrando en una etapa más serena con altas dosis de energía palpitando en nuestro campo energético, que se traducen por un mayor optimismo y alegría en nuestra vida. Una mayor capacidad de entrega y de amor, una facilidad para encontrar almas afines como no había existido en los últimos treinta años. Todo cambia desde los niveles celulares y subatómicos que reciben porciones crecientes de energía del sol central en su seno. La nueva red cristalina cerebral se abre a estas nuevas energías, y desde la telaraña neuronal se alimenta al cerebro del pecho y al del vientre. De manera espontánea recuperaremos a ráfagas estados iluminados de conciencia que perdimos hace eones. Para otros todo vendrá suavemente, poco a poco, de manera serena y reflexiva.

Esta situación bajará los humos a las gentes agresivas y progresivamente las epidemias guerreras, las epidemias virales programadas, las epidemias del hambre de las grandes multinacionales y las epidemias de la droga conducidas por el gobierno en la sombra, llegarán a su fin. A pesar de todos los temores los tiempos no irán a peor, sino que el sol de nuestro sistema dejará de alimentar las fuerzas de los nacionalismos, del odio, de la explotación, del racismo y de los prejuicios, porque desde hace unos años la cuarta dimensión ya camina entre energías luminosas. Los nuevos rayos solares acabarán con los velos interpuestos a la conciencia, y ya no habrá más frenos ni llegarán las energías universales amortiguadas a nosotros. La vida en la tierra, la creación, los seres estelares serán reconocidos sin filtros de temor en las conciencias.

Se producirá energía libre y gratuita de muchas maneras (muchos científicos galácticos han encarnado está generación). Será el retorno de la ciencia ficción en la vida cotidiana, porque sus métodos no serán comprendidos por la lógica lineal. También se descubrirá la producción acelerada de alimentos, regeneración de órganos enfermos (por el color, la luz y el sonido), contacto con la energía cósmica inagotable, e incluso como producir agua. Y todos los seres que recibirán estos dones excepcionales tendrán una conciencia social muy avanzada, dedicados especialmente al bien de la humanidad.

http://www.elblogdemiyo.com/?p=4212http://www.elblogdemiyo.com/?p=4212

divendres, 25 de novembre del 2011

El temor nos rodea -- Miyo

http://www.elblogdemiyo.com/?p=4207

El temor nos rodea. Respiramos temor, conversamos temor, comemos temor. Miedo al colapso económico, a las catástrofes tecnológicas o naturales, a los nuevos conflictos, al hambre en África, al sida o al ébola, a los riesgos de la calle, a las enfermedades… Se trata de algo muy rentable, mantener a todo el mundo en un escenario de terror permanente, sea por su familia, por su pueblo, por el último tsunami o por la revolución en Pakistán. Pero todo este miedo es ilusorio, fabricado por la mente emocional, y no pertenece a nuestro ser. Hemos de abrirnos a la verdad que palpita debajo del miedo, para descubrir realmente quiénes somos. Cuando la ansiedad esté presente hay que mirarla de cara, aceptarla y sumergirse en ella hasta percibir la presencia íntima. Atentos a la respiración que inunda nuestro cuerpo de energía y cada aliento ha de limpiar las huellas del temor, de la duda y de la violencia, enviando los residuos hacia el universo entero. Entonces este instante mostrará la armonía que lleva consigo, la calma y la alegría que fluyen ahora mismo en nuestro ser, debajo del temor. Y cualquier decisión que se tome desde esta paz interna del corazón será la adecuada para realizar nuestra intención, la de aquellos que nos rodean e incluso la de todas las personas ajenas a nuestra vida.

Todo está unido en una tela de araña de conexiones varias. Al inspirar conscientemente, sintiendo este flujo de unidad, descansaremos en el umbra zonule, el centro de poder, el asiento del dragón, que acumula la sabiduría del ser. El cuerpo vibrante y la mente en calma nos permitirán tomar la mejor decisión posible en este eterno ahora además de poder actuar y hablar con cualquier persona posible. Sea una declaración de amor, una entrevista de trabajo, el acuerdo con un amigo o la elección de un maestro de taichí, lo importante es descansar en este espacio que desconoce el temor y nos mantiene en una actitud serena.

Y cuanto más entremos en la quietud de este espacio silencioso, más fácil en retornar a él en cualquier momento. E incluso permanecer en él cuando hablamos con las gentes. Así nos daremos cuenta de lo que los demás están buscando, sentiremos la conexión que nos une, y sabremos cómo ayudar y qué decir a cada uno en cada momento, activando el verdadero poder de transformación. Activaremos los filamentos de amor que se enlazan en cada relación, a través de la verdad, bondad y belleza que expresa la presencia divina en nosotros.

dijous, 24 de novembre del 2011

Dejo que el mundo crea que me está ganando, pero...

lacontra -- Pau Riba

¿Antisistema?

La democracia es un engañabobos. Ya ni los pueblos eligen a sus gobiernos: los eligen los mercados.

¿Tiene alternativa?

Sí: el referéndum continuo. Para todas las decisiones: zonas verdes, semáforos, impuestos..., cualquier cosa.

No sé si esto sería viable.

Los ordenadores permiten referéndums on line: el Estado sería un programa informático que emitiría las decisiones emanadas de la mayoría. Y todos a acatarlas, ¡sin miedo!

Saldría aprobada la pena de muerte.

Pues a aplicarla. Pero con una buena escuela para dar una buena educación humanista.

¿Es optimista?

Estamos en plena mutación de la especie. Somos cyborg, medio biología y medio máquina... Y aún nos regimos por desfasadas filosofías y religiones... Esto cambiará.

¿Por qué?

Hoy la codicia capitalista impone un sistema inmoral que puede cargarse el planeta. Hay que establecer una nueva civilización.

Adelánteme algo.

Nos reconciliaremos con nuestra naturaleza, con nuestra biología, con el parto natural...: ¡volveremos al paraíso!

¿En qué consiste el paraíso?

En jugar. ¡Ya tenemos máquinas: que suden y sufran por nosotros! Nosotros, ¡a jugar!

¿Sigue siendo usted un hippy?

Sí.

¿Quedan muchos?

Lo son quienes se acercan a la naturaleza, rechazan la acumulación de dinero...

¿Cómo se hizo usted hippy?

Quería huir de un mundo estrecho, de padres, de la apología del trabajo, el esfuerzo...

¿Qué tiene contra el esfuerzo?

Si algo me cuesta esfuerzo, prefiero no hacerlo.

¿Y qué hizo?

Me había casado (por la Iglesia) con Mercè Pastor, y nos escapamos juntos a Formentera. Corría el año 1969, y allí probamos la sustancia de la que tanto se hablaba, el LSD...

¿Y?

Mis esquemas mentales cambiaron. Fue justo entre mis discos Dioptria 1 y Dioptria 2.

¿En qué cambió usted?

Yo antes era un artistillo... Y tras eso entendí que la realidad era más amplia y mudable de lo que creía. ¿Y si todo era sólo ilusión?

¿De qué realidad venía usted?

De una adolescencia desesperada, rebotado con todo... Había sido escolanet, boy scout... todo impregnado por la Iglesia católica.

¿Qué pasó luego?

Vivimos un año en una comuna, en una torre del Tibidabo: acabé en prisión. Cuando salí, volvimos a Formentera, a una casita de La Mola, y allí vivimos cuatro años. Nacieron nuestros hijos Pauet y Caïm...

¿Quería usted ser padre?

Sí. Buscamos el parto natural, ¡y nos amenazaban con todos los males! Con la muerte de la madre, del niño... Ni caso. Hice de comadrona, y todo bien. Sin misterio: ¡así hemos nacido durante miles de años! Ahora celebramos el 40.º aniversario de Pauet...

¿Y qué vida llevaban en Formentera?

Conectados a la naturaleza, sin horarios, sin prisas, tranquilos, viendo abrirse y cerrarse las flores cada día, viendo las olas, la luna...

¿De qué vivían?

De la Providencia.

¿Cómo se hace eso?

Sin ponerte nervioso: si faltaba dinero... siempre aparecían mil pesetas por algún rincón. Y, en la máxima penuria, me empleaba para retirar mierda de cerdo en pocilgas.

¿Qué tipo de padre quiso ser?

No creo que haya que educar a los niños. Sólo explicarles cosas, protegerlos y dejarles hacer... La sociedad querría tenerlos en una incubadora hasta la adolescencia.

Los suyos han salido músicos.

El pequeño, Llull, toca la batería prodigiosamente desde los dos años: ollas, batería clásica, batería electrónica... Llull también toca en la fiesta-espectáculo de mañana.

¿En qué consiste?

Celebramos que hace 40 años nacían en Formentera el disco Jo, la dona i el gripau y el propio Pauet, y ahora lo tocamos juntos.

¿Quiso usted cambiar el mundo?

Sí.

¿Y quién gana, el mundo o usted?

Dejo que el mundo crea que me va ganando. ¡Pero el tiempo está trabajando a mi favor!

¿Se siente libre?

Sí, aunque a veces querría serlo más: no tener dependencias emocionales, morales, éticas... Pero es una fantasía momentánea.

¿Y tener más dinero?

No es necesario: mi consejo para ser feliz es que aprendas a vivir con lo que hay, ni más ni menos. Y sin desdeñar nada, ¿eh?

¿Qué música le interesa ahora?

He oído tanta música que ya me aburre toda: hay demasiada música alrededor.

Los actuales indignados, ¿son los herederos de los hippies?

La irrealizable utopía hippy ha conducido a un descontento social... que ahora emerge: son los indignados. Quieren arreglar las cosas desde dentro del sistema: no sé, estoy expectante, aprendiendo...

¿Cómo ha vivido la que le ha caído a Gerard Quintana por El convidat?

Los ataques contra él a causa de su familia son tan vergonzosos y tristes como los que algunos lanzan contra los catalanes. Yo también participé en El convidat... y me alegro de que mi mujer se resistiera a aparecer.



'40 gripaus'

Pau Riba no trabaja (sería pecado para un hippy), pero no para de desplegar su creatividad. Ahora acaba de editar una caja-disco desplegable, con un dibujo de Miquel Barceló, un DVD, un libro y un CD con el disco 'Jo, la dona i el gripau', grabado hace ahora 40 años en Formentera al hilo del nacimiento de su primer hijo, Pauet. Para celebrar este doble cumpleaños a lo grande, Pau Riba ofrece un recital que revisa las canciones de este álbum, una fiesta espectáculo sobre el escenario del Centre Artesà Tradicionàrius de Gràcia (mañana jueves, 21.30 h), arropado por amigos: Pascal Comelade, Albert Pla, Neil Harbisson, El Petit de Cal Eril, Moon Ribas, Pep Pasqual, Xavi Lozano y Pastora.

divendres, 18 de novembre del 2011

I'm not perfect but I'm perfect the way I am

and I urge everyone of you to say the same thing about yourselfs.

(no sóc perfecte però estic perfecte tal com sóc i us commino a dir el mateix de vosaltres mateixos)

George Kavassilas

http://www.youtube.com/watch?v=r8uK4OHazac&feature=fvst

Per netejar, què millor que una petita meditació


http://www.youtube.com/watch?v=Tu-qZugHXfc

Estic net

Ja he tancat tota la posició que tenia, ja estic net. Que passi el que jo-déu vulgui.

Beningut siguis destí.

dimecres, 16 de novembre del 2011

Osho habla sobre la tristeza

http://www.budasfactory.com/blog/osho-habla-sobre-la-tristeza-y-la-soledad

La tristeza puede convertirse en una experiencia tremendamente enriquecedora. Has de trabajarla. Es muy fácil escapar de tu tristeza. Todas las relaciones son, generalmente, formas de escapar de ella; procuras evitarla. Y siempre está ahí, oculta… la corriente continúa. Incluso emerge en numerosas ocasiones en tus relaciones. Entonces tratas de arrojar la responsabilidad sobre el otro, pero eso no es lo que ocurre. Es tu tristeza, tu soledad; aún no la conoces, y por tanto una y otra vez emergerá.

Puedes escapar de ella trabajando, puedes escapar de ella estando ocupado, con tus relaciones, con la sociedad, con esto y lo otro, viajando, pero no desaparecerá porque forma parte de tu ser. Todos nacemos solos; estamos en el mundo, pero solos; nacemos a través de nuestros padres, pero estamos solos. Y todos morimos en soledad; salimos de este mundo solos. Y entre esas dos soledades, nos engañamos. Está bien acumular valor y adentrarte en esta soledad. Por muy difícil y duro que resulte al principio, te compensará enormemente. Una vez que la conozcas, una vez que la disfrutes, una vez que la percibas, no como soledad, sino como silencio, una vez que comprendas que no hay escapatoria, te relajarás.

No puedes remediarlo, de modo que, ¿por qué no disfrutar de ella? ¿por qué no entrar en sus profundidades y saborearla, descubrir qué es? ¿Por qué tienes miedo innecesariamente? Está ahí y es una realidad; es existencial, no accidental. ¿Por qué no conocerla? ¿Por qué no entras en ella y descubres qué es?

Siempre que te sientas triste, siéntate en silencio y deja que esa tristeza te invada; no trates de escapar de ella. Siéntete lo más triste que puedas. No la evites.

Recuerda ésto. Llora al máximo, tírate por el suelo, revuélcate… y deja que desaparezca por sí misma. No la expulses; se irá, porque nada permanece para siempre.

Cuando se vaya, te sentirás descargado, absolutamente aliviado, como si toda fuerza de gravedad hubiera desaparecido y pudieras volar, sin peso alguno. Es el momento de entrar en ti mismo. Primero, ábrete a la tristeza. Corrientemente, no te abres a ella; buscas sistemas para poder fijarte en otras cosas; vas al restaurante, te reúnes con amigos, lees un libro o vas al cine, o tocas la guitarra; haces algo para poder sumirte en ello y distraer tu atención.

Has de recordar esto : Cuando te sientas triste, no te pierdas la oportunidad. Cierra las puertas, siéntate y siéntete tan triste como puedas, como si el mundo entero fuera un infierno. Sumérgete en ella, profundiza en ella. Deja que cualquier pensamiento de tristeza te invada, deja que la emoción te agite. Y llora, gime, exprésate… en voz alta… no tienes por qué preocuparte.

En primer lugar, vive esa tristeza durante unos días, y cuando la tristeza desaparezca te sentirás muy calmado, tranquilo, como tras una tormenta. En ese momento siéntate en silencio y disfruta del silencio que está apareciendo en ti. No lo has provocado; te abriste a la tristeza. Cuando la tristeza desaparece, en ese espacio, surge el silencio.

El ser humano todavía no aprende a conocer las bellezas de la soledad. Siempre está ansiosamente buscando estar con alguién…para olvidarse de que esta solo…nació solo, morirá solo y, no importa lo que haga, vive solo. La soledad es algo tan esencial a su ser que no hay manera de evitarla. Todos los esfuerzos….fallaron y fallarán porque son contrarios a los fundamentos de la vida….es necesario tornarse consciente de la soledad. Y es tan lindo sentirla porque te libera de la multitud, del otro. Soledad significa simplemente ser completo. Tú eres entero, no necesitas a nadie para completarte. Así, intenta descubrir tu centro más profundo donde siempre estuviste solo y tan lleno, tan completo y tan desbordante con todas las savias de la existencia que, habiendo probado tu soledad, el dolor del corazón desaparecerá siendo reemplazado por un nuevo ritmo de inmensa suavidad, paz, alegría y bienaventuranza. Esto no significa que una persona centrada en su soledad no pueda hacer amigos. En realidad sólo ella puede hacer amistades, porque ahora eso no es mas una necesidad, es simplemente un compartir.

Visita a vodafone

Haig de canviar la targeta SIM que se m'ha fet malbé, sort que tinc una botiga de vodafone a prop de la feina. Vaig ràpid, al migdia, plovent. Un cop arribo no hi ha gaire gent a la cua i a més dos o tres persones són ateses de cop (bé això acabarà ràpid). El temps va passant però la cua no disminueix. No tinc ganes d'estar allà, no tinc ganes de perdre el temps en una botiga on no paren de fer-me publicitat de coses que no vull comprar. Vaig repassant amb la mirada els venedors a veure si algú se m'està colant. M'estan fer perdre el temps.

Vale, respira. Estàs aquí i "Nunca hay tiempo perdido". Com podries aprofitar aquesta estona?

Aixeco el cap i miro l'ambient. Estan fent canvi de torn dels venedors. Els nous encara no atenen a la gent i estan mirant l'ordinador tensos. Són en general gent jove sense gaire confiança. Miro als clients i veig que estan mirant als venedors amb cara de lleó buscant una presa. La tensió a l'ambient és alta. Com puc pujar la vibració d'aquest ambient? Com puc relaxar la situació?

Em començo a passejar sense mirar als venedors (deixant-los fer), mirant al carrer, mirant als clients. Sento frustració de no poder abraçar-los i dir no passa res, tranquil, està tot bé. Com a mínim el que sí que puc fer és deixar d'estar tens i deixar que les coses passin (laissez faire). No tinc clar que ajudi molt però com a mínim jo estic menys tens.

Mendigando en Barcelona

http://www.srmutante.com/mendigando-en-barcelona/

Todos tenemos dificultades. Cosas que superar, cosas que no nos gustan de nososotros mismos. A veces sentimos esas cosas como si no fueran nuestras, como si alguien nos las hubiera puesto encima. Yo crecí oyendo continuamente que el dinero era escaso y difícil de conseguir. Mis padres, de clase obrera y de ideología de izquierdas en los tiempos de Franco, tuvieron que luchar duramente para traer dinero a casa. Seguramente dolidos porque las cosas no habían sido fáciles para ellos, nos inculcaron a mi hermano y a mi que la vida es dura, el dinero escaso y el poder corrompe, que los ricos son malos.

Aún en contra de esas ideas que la familia me había impuesto, el espíritu emprendedor es algo natural en mi. Puede que sea una simple reacción o puede que sea una vocación, no lo sé. El caso es que creo que hay que seguir los propios impulsos, sean los que sean… con lo que a los 21 años puse mi primer negocio, junto con dos amigos.

Ese negocio cerró. Y el siguiente. Y el siguiente, y el otro. Todos por mala planificación, discusiones entre socios o exceso de confianza. A mediados de 2007, ya con una larga y educativa ristra de fracasos a mis espaldas, decidí dar el salto definitivo y poner otro negocio yo solo, sin socios y sin cometer los errores pasados.

Para ello, doblé mi hipoteca. Tenía un apartamento con vistas al mar, comprado en 2004 por un precio muy bajo para aquellos tiempos en que los créditos se concedían como churros. Cuando pedí la ampliación, el banco no puso ningún problema: el apartamento tenía por entonces un valor de más del doble de la hipoteca que tenía contratada. Con gusto me la ampliaron.

Con el dinero alquilé y acondicioné un local, compré la maquinaria y una furgoneta (me quise dedicar al diseño e impresión de camisetas), adquirí stock, hice publicidad, contraté a un empleado… todo lo necesario. Una de las cosas que me enseñaron los anteriores negocios fallidos fué que había que empezar con todo lo necesario. Comenzar en pequeño y esperar a crecer no era viable, al menos en mi plan de negocios.

En enero de 2008, todo iba como la seda. El endeudamiento era máximo, pero las camisetas se vendían bien y a aquel ritmo, en un par de años hubiera comenzado a tener beneficios, una vez libre de la deuda.

…y llegó el verano de 2008. Se empezó a escuchar la palabra ‘crisis’ por todos lados. Las tiendas dejaron de comprar, aduciendo que tenían aún stock del verano anterior. El servicio de impresión a la carta bajó la facturación a la mitad. La venta minorista por Internet se mantuvo, pero esa única entrada de dinero no era suficiente para mantener la empresa. Tuve que pedir un crédito adicional, que avalaron mis padres con su casa. Yo era autónomo.

A principio de 2009, la situación se hizo insostenible, por lo que decidí cerrar. Intenté traspasar el negocio, pero no encontré comprador. Vendí la maquinaria y el stock que pude para hacer frente a las deudas más urgentes, y empecé a pensar cómo solucionar el resto.

Unos meses más tarde, el banco se quedó mi apartamento. Aquel fue un punto de inflexión. Me planteé seriamente cómo había llegado a esa situación. Mis amigos me decían que ‘cuando llega una tormenta, el capitán del barco no tiene la culpa’. Pero algo dentro de mi me decía que no, que siempre hay al menos una solución para un problema, y que si no había sido capaz de encontrarla era exclusivamente culpa mía.

Empecé a darme cuenta hasta qué punto me había dejado llevar por el pánico a que las cosas no fueran bien. En cuanto las tiendas dejaron de comprar, un miedo enorme a fracasar se apoderó de mí, y no había día en que no pensara en la posibilidad real de quedarme en la calle y que hasta mis padres tuvieran que pagar por mis errores. El sentimiento de culpabilidad se instauró en mí, y hoy en día sigue ahí. Me dí cuenta de que había sido incapaz de superar esos sentimientos, y que probablemente esa incapacidad ayudara en gran parte a mi fracaso. Al fin y al cabo, una parte muy íntima de mí se repetía lo que me habían enseñado: la vida es dura, el dinero es escaso y los ricos son malos. Una parte de mí creía que hiciera lo que hiciera iba a fracasar, y así fué.
A día de hoy, esos sentimientos aún me acompañan. Trabajando muy duro he conseguido devolver casi la mitad de mis deudas. He hecho jornadas de 12 y 14 horas durante casi un año y medio, que me permitían facturar suficiente para vivir e ir resolviendo deudas… viendo la situación actual, debería estar contento, pero la sensación de que eso era lo único que merecía (trabajar muy duro sin dinero para mí) no me ha abandonado en ningún momento. El terror a volver a fracasar seguía ahí, y encima de ese terror había una sensación de prisa inmensa: o sigo trabajando a un ritmo inhumano, sea como sea, o me voy a ver otra vez en la misma situación. Y esta vez peor: los trabajos escasean, nadie me va a dar un crédito, las deudas siguen ahí y algunas han llegado ya a juicio, y como autónomo, no tengo derecho a paro.

Así que hace un mes, tomé una decisión: para salir definitivamente de aquí, antes que nada debo quitarme de encima esos sentimientos de miedo y culpa. Esas sensaciones me inhabilitan: es muy difícil pensar en una solución cuando en lo único que piensas es en el problema y sus aterradoras posibles consecuencias. ¿Cómo se quita uno un miedo? Atravesándolo. ¿A qué tengo miedo? A fracasar definitivamente, a quedarme en la calle sin nada. ¿Qué debo hacer entonces? El mismo miedo lo dice: quedarme en la calle sin nada.

Así, decidí que el pasado viernes 11/11/11 iba a hacer un acto simbólico para atravesar ese miedo: me iba a Barcelona, a 100 km de casa, sin dinero para volver ni comer. Me decidí a mendigar hasta conseguir el dinero suficiente para comprar el billete de vuelta. Si lo conseguía, habría superado el miedo. Me tendría que enfrentar a uno de mis mayores terrores y superándolo, podría guardar el recuerdo de haberlo conseguido como una especie de amuleto mental al que recurrir cuando el terror volviera a asaltarme.

Obviamente algo dentro de mi me decía que esto es una tontería, que no tengo por qué hacerlo, que posiblemente no iba a servir para nada, que aunque lo hiciera no iba a conseguir el dinero… pero solamente el tomar la decisión de hacerlo ya empezó a ayudarme. Saber que soy capaz de hacer cualquier cosa, por inverosímil que sea, para superar mis propios miedos, es algo que inevitablemente sube la autoestima. Así que decidí no escuchar a mis propios miedos y por aterrado e imbécil que me sintiera, hacerlo de todos modos.

Dejé de afeitarme y arreglarme durante todo el mes. Seleccioné las ropas más raidas que tenía, y el día 11 a las 7:45 cogí el tren a Barcelona, acompañado únicamente de una bolsa, el DNI y un rotulador. No sabía dónde iba a ponerme ni cómo iba a hacer eso de pedir. Lo único que tenía claro es que lo primero que necesitaba eran unos cartones donde escribir por qué estaba pidiendo.

Durante todo el mes de preparación, surgió un sentimiento que no esperaba: vergüenza. El simple hecho de salir a la calle sin arreglar ya me daba vergüenza. Me sentía juzgado por los demás por mi aspecto dejado. Una parte de mi se llegaba a enfadar, pensaba que los demás no tenían derecho a juzgarme por mi aspecto, no sabían por qué iba con esas pintas… esa vergüenza se multiplicó por mil en cuanto subí al tren, ya vestido como un mendigo. Me sentí encoger con cada mirada. Pensaba ‘si ahora me siento así, ¿cómo voy a sentirme cuando esté pidiendo? ¿seré capaz de encontrar cartones? ¿Y si no consigo el dinero para volver? ¿Y si tengo que estar todo el día sin comer? ¿Y si al final tengo que recurrir como sea a alguien para volver, y si vuelvo a fracasar?’ La cabeza me iba a mil por hora, y el corazón me gritaba que estaba loco, que no sabía lo que hacía, que no tenía por qué hacerlo.

Los sentimientos durante todo el día fueron bastante confusos. No dejé de sentir una vergüenza intensa, pero por momentos también sentía rabia y pena… y hasta me sentía un niño pequeño, incapaz de llevar su propia vida, teniendo que pedir y siendo totalmente dependiente de los demás. Las emociones e ideas fueron una maraña constante. Las cosas fueron así:

A las 9:30 llegué a Barcelona. Bajé en Passeig de Gràcia, dispuesto a buscar un lugar transitado tal como me dictaba la lógica. Empecé a caminar. En ese momento experimenté otra sensación curiosa, como si fuera un zombie: caminaba y caminaba, sin atreverme a parar. Por mucho que ya estuviera allí y sin dinero, parar y escoger un sitio era como decir ‘ahora sí, lo estás haciendo’, y ello me aterrorizaba. Decidí centrarme en buscar cartones y una vez los tuviera, escoger sitio. Mientras bajaba hacia Plaza Catalunya, miraba en los exteriores de las tiendas en busca de cajas. Los contenedores de cartón eran también una opción obvia… pero sólo pensar en acercarme a uno de ellos y meter la mano me mataba de vergüenza. Si ya me costaba aguantar las miradas de la gente con mi aspecto de mendigo, ¿cómo iba a soportarlo hurgando en un contenedor?

Llegué a Plaza Catalunya sin encontrar cajas en el exterior de ninguna tienda. Me dirigí hacia Urquinaona. En el trayecto, se hizo obvio que iba a tener que recurrir a los contenedores. Encontré cuatro en el camino, sin atreverme a acercarme a ellos. Cuando llegué a Urquinaona, me sentía totalmente perdido y encerrado: estaba allá, pero no me atrevía ni a hacer lo más ‘fácil’. En ese momento recordé una frase: “Está bien tener miedo, pero no ser un cobarde”. Así que me decidí, giré de nuevo hacia Plaza Catalunya… y me acerqué al primer contenedor.

Tengo vértigo. No me da la gana que el vértigo me evite hacer cosas, así que en mi vida si se plantea la oportunidad de hacer cosas como subirse a una montaña rusa, escalar o tirarme al mar desde unas rocas, lo hago de todas maneras. Cuando lo hago, hay un momento justo antes de lanzarme en que parece que el mundo se vaya. Dejo de oir y tengo la sensación de dejar de respirar durante un instante, el instante en que paso a través del vértigo, casi como si muriera por un momento. Meter la mano en el primer contenedor fué exactamente así.

Ese contenedor estaba vacío, y los cuatro siguientes también, pero ya no tuve la misma sensación. Pasé un pequeño momento de alegría mezclado con la vergüenza intensa de verme observado, al haberme superado por primera vez en el día. ‘No es para tanto’, pensaba. Al menos, la vergüenza de rebuscar en los contenedores no era tan intensa como pensaba antes de hacerlo. Me dí cuenta entonces de lo que tiene que pasar alguien que de verdad está en la calle cuando se vé abocado a buscar en un contenedor. Yo sentí alegría porque hacía aquello por superarme, pero ellos debían sentir una desesperación inmensa. Para mí, fué como ‘entrar’ a la situación y atreverme me sentó bien, había superado un escollo. Mi cabeza me repetía una y otra vez ‘Tú no necesitas hacer esto’, pero ellos… para ellos, era justo lo contrario. Eso debía hacerles ver que realmente se encontraban en la calle. Sentí una compasión inmensa. Pero justo había comenzado el día, todavía no había superado el miedo y la vergüenza más intensos.

Recordé que la parte de atrás de la Fnac suele tener cajas acumuladas, así que tras no encontrar nada en los contenedores me dirigí allí. Y ahí encontré un montón de cajas del Starbucks. Esta vez dudé menos, me acerqué a las cajas y escogí las que me parecían mejor. Otra vez las miradas de la gente, y esta vez otro pensamiento que no esperaba, por obvio que fuese: que para quien está en la calle, lo que hay en la calle es el único recurso que tiene. Aunque no fuera mi situación real, me volví a sentir un niño desvalido. Ya ni siquiera pensaba que yo sí tenía otros recursos, estaba totalmente metido en el papel, dentro de mi vergüenza.

Encontrar los cartones en cierta manera me aterrorizó: una excusa menos para hacer lo que tenía que hacer… pero después de haber superado los primeros momentos críticos realmente no había excusas. Así que con el pecho encogido me dirigí a Plaza Catalunya, donde había visto un sitio que me pareció adecuado: una de las entradas a la plaza, delante del Corte Inglés.

Llegué al sitio, y llegó el momento de máxima vergüenza: sentarse y poner el gorro delante mío. En mi cabeza parecía que podía oir los pensamientos de la gente juzgándome al verme sentarme en la acera. Me sentía terriblemente compungido. Estaba pasando por mi miedo de forma directa, estaba aterrorizado, y me costó mis buenos diez minutos atreverme a moverme para escribir en el cartón. Estaba paralizado por las miradas de la gente. Viví cómo se siente alguien la primera vez que se sienta en la calle a pedir, la intensa vergüenza, la aceptación de haber sido derrotado, la desesperación de depender exclusivamente de los demás. Por primera vez, estaba al otro lado: era ese mendigo que vemos tirado por la calle.

Llegó un momento en que me dí cuenta de que los sentimientos no se iban a ir mientras estuviera ahí expuesto, así que más valía acabar de hacer todo lo que tenía que hacer. Cogí un cartón y el rotulador y escribí, pensando en cómo me sentía en ese momento y cómo me había sentido en los momentos en que había visto un mendigo en la calle. No quería mentir y una parte de mí quería tocar a la gente en su parte sensible, para que el acto fuera lo más efectivo posible. Así que me interrogué qué me tocaría a mi en mi sensibilidad sin mentir y escribí: “Me da tanta vergüenza tener que pedir como a ustedes verme aquí”. Tuve que escribirlo en dos cartones diferentes, ya que en el primero la letra me salió tan pequeña y compungida que no se leía.

Eran las 10:30. La única manera en que me sentía medianamente cómodo era estando totalmente quieto y con la cabeza agachada. No me atrevía a mirar a la gente a la cara… pero no era del todo porque me diera vergüenza estar allá. Era más porque no quería ser ese mendigo que te mira suplicante, que te hace sentir mal por pasar de largo y no darle nada. Quería que si alguien me daba algo fuera exclusivamente porque ejercitaba su compasión, porque se sentía conmovido por mi situación, porque pensara que igual podía tocarle a él algún día. No quería presionar a nadie dando pena activamente, y tampoco me sentía capaz de hacerlo.

Así, inmóvil, estuve una hora y media. Cuando se acercaba alguien a dejarme unas monedas, casi no podía hacer otra cosa que levantar la cabeza, mirarle a la cara y decirle ‘gracias’ con un hilillo de voz. Estaba aterrorizado… pero poco a poco, a medida que la generosidad de la gente me sorprendía, la sensación se iba disipando. No puedo decir que estuviera cómodo, pero el miedo sí iba desapareciendo y lo sustituía la vergüenza de todo el día. Esos momentos fueron los primeros en que pensé que podía encontrarme alguien conocido. La vergüenza se iba transformando de un sentimiento de juicio y dependencia a uno de tener que explicar por qué estaba allá.

Durante esa hora y media viví una auténtica transformación. El miedo fué desapareciendo a medida que conseguía dinero y me daba cuenta de que, en el hipotético caso de que me quedara en la calle, no me faltaría comida y podía conseguir dinero para dormir. También fué disminuyendo al darme cuenta de que hay mucha más gente compasiva y generosa de la que creía. Yo mismo he pasado muchas veces de largo delante de un mendigo, me he negado a darle nada a alguien que veía con pinta de yonki, he ignorado a gente que venía pidiendo y he dado unos pocos céntimos cuando he dado algo. Darme cuenta de que no todo el mundo era como yo fué una auténtica revelación. En sólo una hora y media había conseguido el dinero para volver y hasta para comprar comida. Hubo gente que me dió hasta tres euros, y muy pocos me dieron menos de uno. Cuando me dí cuenta de que en ese breve lapso de tiempo ya había conseguido el dinero, ya podía volver, me eché a llorar con una mezcla de sentimientos: una liberación enorme, un ‘sentirme tonto’ por haber tenido tanto miedo sin razón, un agradecimiento gigantesco al mundo, un sentimiento de superación, un expresar la vergüenza de todo el día… Después casi tenía ganas de reir. Al dejar de llorar, cuando me tranquilicé, me dí cuenta de que ya no hacía nada allá, así que me levanté y fuí hacia la estación.

En esa hora y media transformadora, vi y sentí muchas otras cosas:

Todo el que me dió algo sonrió mientras me lo daba. Yo me sentía obligado a corresponder esa sonrisa. Me extrañaba que sonrieran, era como si al darme dinero yo tuviera que demostrarles de alguna manera que me hacían bien, que eran correspondidos. Eso me hizo pensar que quizás la compasión sea en el fondo un sentimiento egoista, algo que puede que hagamos no sólo por ayudar sino por sentirnos bien con nosotros mismos. Recordé otra frase: “Lo que das, te lo das; lo que no das, te lo quitas”. Que en el fondo la compasión sea un sentimiento egoista no le quita ni un ápice de valor: si todos fuéramos así de ‘egoistas’ el mundo sería un sitio mejor, por cursi y manido que suene. Me dí cuenta de que ejercitar la compasión y la generosidad sin juzgar a quién pide es básicamente útil y sano para quien da.

Comprendí la rabia que debe sentir quien está pidiendo en la calle por necesidad y es ignorado. Mucha, muchísima gente pasaba de largo. Todos los que me dieron algo primero pasaron por delante mío, leyeron el cartel y retrocedieron para dejarme la limosna, incluyendo a una monja, quién yo creía que sería compasiva por ‘obligación’ moral. Un patinador saltó por encima de mi cartel por no desviarse de su trayectoria. Varias parejas de turistas se plantaban a hacerle fotos a la plaza a menos de medio metro de mi, ignorándome por completo. Me pregunté cómo debía sentirle eso a un mendigo real, verse ignorado como un papel tirado por la calle. Me dí cuenta de cómo deshumanizamos a la gente de la calle. Las razones pueden ser múltiples: ideología, culpabilidad, insensibilidad, problemas propios… pero entonces me planteé que, para sobrevivir, seguramente ese mendigo al que deshumanizamos haga lo mismo con el resto de la gente, y llegue un momento en que no le importe lo más mínimo cómo se siente la persona a la que le pide. “Lo que das, te lo das”. Entendí cómo son capaces de superar la vergüenza los que piden en la calle y llegar a hacer lo que sea: con la rabia de saber que tienen un problema y mucha gente no solo no les ayuda, sino que los trata como trapos. Me dí cuenta de que lo peor que puedes hacerle a alguien que te pide, lo peor de lo peor de lo peor, es dejar de tratarlo como a una persona.

Sentí un agradecimiento enorme, y la comprensión no racional de que posiblemente nunca me veré en esa situación… y si me veo sabré salir. La mayoría de los que ves por la calle tienen problemas enormes. Yo me siento agradecido por no tener esos problemas, por tener recursos, familia, amigos, formación. Me dí cuenta de que el excesivo miedo que sentía era un miedo aprendido, precisamente no racional ni basado en una posibilidad real. La sensación de triunfo sobre mi mismo en cuanto empezó a moverse el tren de vuelta es algo que no olvidaré.

Me siento enormemente agradecido a todas las personas que me dieron dinero en ese día. En mi fuero interno, les doy las gracias por haberme demostrado que se puede confiar en la compasión de la gente, haberme enseñado que no estaba siendo tan bueno como podía ser, por darme una lección de generosidad y haberme ayudado a superar mi miedo y vergüenza paralizantes. Este acto me ha cambiado mucho y para bien. También en mi fuero interno, les pido perdón por haberlos ‘engañado’: estaban dando dinero a alguien que creían necesitado de verdad, y en ese sentido sí puedo sentirme un poco culpable por haberme aprovechado de su compasión de forma egoista para superar mis miedos… como sucedió con la última persona que me dió limosna, la que me proporcionó finalmente el dinero para volver. Esa persona me dejó las monedas y volvió para interesarse por mí. Se presentó, se sentó conmigo, me invitó a un cigarro y me pidió con mucha delicadeza que le explicara cómo había llegado a esa situación. “No tienes la típica pinta de tirado por la calle”, me dijo. Yo, con triple vergüenza, le expliqué cómo había perdido la casa, cómo me quedé sin sueldo ni derecho a paro, que ese era mi primer día en la calle… pero obvié que sí que tenía recursos y un sitio al que volver. Esa persona, Jose se llamaba, personificó todo lo bueno que había aprendido de la jornada: alguien compasivo, que me trataba como una persona, que se interesó por mí y que fué generoso sin egoismo alguno. Le costó despedirse, le dolía irse y dejarme allí sentado sin poder hacer nada más que darme unas monedas. En estas líneas quiero dejarle un GRACIAS enorme porque si hubiera más gente como él, por manido que vuelva a sonar, el mundo sería un sitio mucho mejor.

dimarts, 15 de novembre del 2011

Ballant sota la pluja

Tinc 18 anys. Estic sol a casa dels pares, és fosc i està plovent a bots i a barrals. I si sortís i em fiqués sota la pluja? No que fa fred i em refredaré... No que em veuran els veïns... No... I perquè no?

Em despullo i surto corrent al pati plovent com mai. Noto tota la pluja sobre la cara, sobre el cos; l'aigua em raja per tota la cara i m'entra a la boca. El terra és llefiscós pel fang i la molsa.

Estic poca estona per no refredar-me i corro cap a dins una altra vegada a buscar una tovallola.

Per un moment sento una llibertat absoluta i un somriure se m'instala a la cara :-)

dilluns, 14 de novembre del 2011

Esta crisis es biológica: o cooperamos o nos extinguimos -- La contra

¿Futurista?
Estudio el pasado para saber a dónde nos dirigimos.

¿Y qué ha descubierto?
Un ciclo de madurez en la evolución. La teoría de Darwin se basa en la competición y la de Kropotkin en la cooperación. Si juntas las dos tienes una teoría completa.

¿Y en qué consiste?
Ya las primeras formas de vida tuvieron que pasar de una etapa juvenil a una de madurez para sobrevivir. En la etapa juvenil todas las especies son competitivas y creativas, luego pasan a la madurez, etapa en la que se dan cuenta que cooperar es más eficiente a nivel energético.

Todo comenzó con las bacterias.
Sí, la mitad de la evolución sucedió cuando sólo había bacterias en la tierra. Su fase juvenil ocasionó muchísimos problemas globales. Se comieron todos los azúcares y los ácidos libres que había en el planeta provocando una hambruna mundial, pero con esta crisis se volvieron creativas.

¿Y qué crearon?
Comida a partir del sol, del agua y de los minerales; es decir, inventaron la fotosíntesis. Y tuvieron tanto éxito que ocasionaron polución global, porque al hacer la fotosíntesis desprendían un gas residual, el oxígeno.

¿Y eso era contaminar el planeta?
Sí, porque el oxígeno es un gas letal para las moléculas, esa es la razón por la que todo el mundo toma antioxidantes, je, je. Al principio la tierra y el océano absorbieron el oxígeno. El resto se fue a la atmósfera, compuesta de un 21% de oxígeno.

¿Finalmente todo se equilibró?
Sí, con un 1 o 2% más de oxígeno en nuestra atmósfera todo se quemaría; y con un 1 o 2% menos no podríamos respirar.

¿Cómo se consiguió ese equilibrio?
El oxígeno estaba matando a muchas bacterias, así que unas se fueron hacia dentro de la tierra para escapar y otras desarrollaron una especie de escudo solar y comenzaron a utilizar el oxígeno para aplastar la comida (moléculas) y poder absorberlas, aprendieron a respirar. Estas eran las que tenían más energía, las más desarrolladas tecnológicamente; inventaron el motor eléctrico.

¿..?
Nosotros nos parecemos más a las bacterias que a cualquier cosa que haya habido entre ellas y nosotros. Ninguna otra especie natural ha causado tantos problemas globales como ellas y nosotros.

Nos pueblan.
Sí, estamos hechos de ellas. Tenemos diez veces más bacterias en nuestro cuerpo que células. Un científico dijo que tal vez nosotros seamos como grandes taxis que las bacterias inventaron para que las llevemos a través del tiempo de una manera segura.

No se olvide de contarme lo del motor eléctrico.
Las bacterias, que están hechas de 40 tipos diferentes de moléculas, tienen todas las partes de un motor, muy parecido a un motor humano pero mucho más eficiente. Lo usan para desplazarse de manera rápida. ¿Sabe lo que es el esperma?

Ahí llego.
Nadan con ese motor, ja, ja. La cuestión es que las bacterias mejor adaptadas, todavía en su fase juvenil, se hicieron imperialistas porque tenían que encontrar más comida, así que se metían dentro de otras bacterias, se comían sus moléculas y se reproducían dentro de ellas hasta extinguirlas.

Luego maduraron y dejaron de machacarse.
Sí, primero evolucionaron a raíz de esa gran crisis que produjeron la hambruna y la polución; y con el tiempo los tres tipos de bacterias empezaron a cooperar. Si descarga el limo de la pica que se forma por la humedad y lo observa por el microscopio verá algo parecido a Nueva York.

¡...!
Sí, sí, muchos edificios y estructuras, es sorprendente. Estas ciudades se convirtieron en un nuevo tipo de célula. Y las diferentes bacterias empezaron a tener una división del trabajo: unas producían la comida a través del sol, otras empujaban con sus motores a las que producían la comida...

Las ciudades nacieron de la cooperación entre las bacterias.
Sí, y de nuevo estas grandes células (las ciudades) estaban en fase juvenil. Durante miles de millones de años compitieron, hasta que aprendieron que es más rentable alimentar a tu enemigo que pelear contra él, evolucionaron en criaturas multicelulares y llegaron a una etapa madura de nuevo.

Y esas ciudades están en nosotros.
Y la historia continúa: durante 100.000 años los humanos vivimos de manera tribal, llegamos a ser cooperativos en los sistemas locales y crecimos, formamos ciudades y llegamos a los imperios que, en su fase juvenil, compitieron. Los primeros fueron imperios nacionales, ahora son los imperios de las corporaciones. Así que pienso que esta crisis nos llevará a la cooperación.

Nuestro cuerpo es como un planeta...
Un sistema muy evolucionado y un buen modelo económico. Tenemos cien trillones de células en el cuerpo y cada una de ellas es tan compleja como una ciudad humana. Cada una tiene unos 1.000 bancos (que regulan la economía global y dan a cada célula lo que necesita) y 30.000 centros de reciclaje.

¿Cuál es el futuro de la humanidad?
Esta crisis es biológica, y debemos elegir entre la extinción o la cooperación.



La familia global

Entiende la evolución como un proceso dinámico en el que la competencia cede el paso a la colaboración una y otra vez. La globalización es para ella un proceso de evolución natural, biológico, que nos lleva a la familia global; así que ríe a menudo. Aplica el éxito de los sistemas biológicos al diseño de organización de empresas y gobiernos. Ha impartido conferencias en el Banco Mundial, Boeing, Siemens, EPA, los gobiernos de Australia y Holanda y escuelas de liderazgo. Junto a otros 20 pensadores y activistas internacionales participará en e-volucion: el foro global de una cultura creativa, un encuentro on line gratuito que se celebra entre el 14 y 18 de noviembre. www.evolucionaonline.com

http://www.lavanguardia.com/lacontra/20111114/54238863691/esta-crisis-es-biologica-o-cooperamos-o-nos-extinguimos.html

dimarts, 8 de novembre del 2011

La vida no es una cárcel, no es un castigo ...

... es una recompensa y es dada sólo a aquellos que se la han ganado, a aquellos que se la merecen. Ahora tienes el derecho de disfrutar. Sería un pecado si no disfrutas.
Irías en contra de la existencia si no la embelleces, si la dejas simplemente como la encontraste. No, déjala un poco más feliz, más hermosa, más fragante.
Osho.

http://www.budasfactory.com/en-portada/la-vida-te-habla-estes-donde-estes/

dilluns, 7 de novembre del 2011

Atac de ràbia -- Atac a l'ego

M'entra la ràbia. El Jaume està atacant a la gent que m'ajuda perquè atacant tapa els seus defectes. Vaig a defendre'ls i m'ataca a mi amb sorna pública quan és un problema petit, resoluble i intrascendent. Em quedo sense paraules bloquejat per la ràbia. Se'm passen pel cap les respostes que el deixarien mut però paro això no està bé, això no està bé. Seu, respira... i respiro...
Poc a poc em va tornant la calma primer calma perquè sí, calma buida. Després analitzo la seva reacció i veig que en Jaume tenia por. Por de ser falible, por de perdre el control, por de que se l'acusi i sobretot por de que tot això es faci públic. Por de ser la riota.
I llavors m'ha entrat el perdó. No tinguis por, jo t'ajudaré. Junts podem fer grans coses. T'estimo i et respecto. Gràcies per fer-me veure el meu error, per fer-me veure que el meu ego encara té bastant de protagonisme.

Gràcies mestre.

Si crees que no necesitas un maestro

Si crees que no necesitas un maestro,

es que todavía no te has enterado

que todos somos discípulos de la vida…

http://www.budasfactory.com/en-portada/mensaje-del-buitre-misterioso/

diumenge, 6 de novembre del 2011

Per fi dorms

Després de tantes batalles, l'Àlex lluitant per no dormir i jo lluitant perquè deixis de lluitar. Ara en braços, ara estirat i picant-te el cul i finalment deixant que et trobis amb tu mateix tot i que ajudant-te fent-te unes carícies perquè no oblidis que estic al teu costat. Tu intentant que jo et proporcioni l'entrada al regne dels somnis i jo intentant explicar-te que no puc, que això ho has de fer tu sol.

Per fi avui t'has dormit sol. Has donat voltes cap aquí, cap allà durant una bona estona però sempre tranquil i t'has quedat ben fregit. Gràcies i que dormis bé! Bona nit preciós!

dimecres, 2 de novembre del 2011

Plora amor meu

Són dos quarts d'onze. L'Àlex s'ha despertat molt enfadat. No té gana perquè ha sopat fa no res i té son però malgrat tot està plorant indignadíssim, vol teta però la teta s'ha acabat. A partir d'ara tens el nostre amor i la cullera però no més teta.

L'intento dormir a la cuna picant-li el cul però està passat de voltes. L'agafo en braços i em balancejo d'esquerra a dreta mentre plora histèricament: jo soc el teu centre, no em mouré. Respiro, estic en pau, sé que vindràs a mi. T'ajudaria però no puc, aquest camí l'has de fer tu sol. Plora amor meu jo t'espero aquí. Triga el que vulguis, tu sabràs el temps que necessites.

El tinc en braços i em balancejo respirant profundament al ritme del balanceig i poc a poc es va rendint a la calma.

Bona nit guapo, descansa a gust.