divendres, 13 de gener del 2012

Puedo decir que 'La Contra' me cambió la vida

¿A qué se dedica usted?
Al taxi. Hace siete meses.

¿Y antes?
Fui 30 años directivo informático en entidades financieras. Hasta que no pude más.

¿Por qué no pudo más?
Me disgustaba mucho ser cómplice de un trabajo que contrariaba mis convicciones.

¿Qué trabajo?
Gestionábamos seguros, y me dolía asistir a tantas arbitrariedades, me dolía ver a personas de carne y hueso perjudicadas por la letra pequeña, presenciar injusticias...

Quizá es usted demasiado sensible...
Me alteraba también la ineptitud de los directivos, verles tomar decisiones trascendentes sin calibrar bien las consecuencias.

¿Tan frívolos eran sus jefes?
Tipos enfermos de másters, con alma de tiburón, sin escrúpulos, fingiendo ser muy entendidos..., ¡pero muy ignorantes y torpes, firmando medidas que ni entienden!

Haberse limitado a cobrar y no mirar.
Llegaba a casa y me sentía fatal. Y el domingo por la tarde, qué tormento... No era feliz.

¿Ganaba usted un buen sueldo?
¡Buenísimo! Pero, al filo de una depresión, ¿para qué quería dinero si vivía infeliz?

¿Y decidió dejarlo todo de repente?
Fui madurándolo... ¡y La Contra me ayudó! Cada día la leo, y leí una entrevista a Inocencio Arias, que decía: "La felicidad es no tener jefe e ir caminando al trabajo".

Sí, la hizo Lluís Amiguet, la recuerdo.
Leer La Contra suele confirmarme ideas que ya barruntaba sin acertar a expresar. O al revés, me desconcierta y me hace dudar, ¡y a mí me encanta que me hagan dudar!

¿Qué efecto le causó el titular de Arias?
Me reafirmó en que debía dejar mi trabajo. ¡Puedo decir que La Contra me cambió la vida! Aunque también se cruzó la gripe A.

¿Aquella gripe que nadie contrajo?
Yo sí, y sin viajar al extranjero ni nada. Probablemente tenía las defensas bajas...

¿Lo pasó muy mal?
Tras dos días de fiebre alta, me diagnosticaron neumonía bilateral, me ingresaron en la UVI... y estuve muy grave: mi cuerpo no se oxigenaba, padecí alucinaciones... Me indujeron un coma... Y desaparecí del mundo.

¿Por cuánto tiempo?
No recuerdo nada de ocho días de mi vida. Mis pulmones encharcados no se recuperaban, así que propusieron a mi familia una prueba última: ponerme boca abajo.

¿Por qué boca abajo?
Parece que así, a veces, el paciente reacciona..., pero también era fácil que me ahogase y muriese. ¡Pero funcionó!: los pulmones se drenaron y empecé a respirar bien.

Una experiencia límite, ¿eh?
Me hizo tan consciente de la fragilidad de la vida y su valor..., que decidí no pasar ya cinco minutos más sin vivirlos a fondo. La adversidad me fortaleció, como había leído a veces en La Contra... ¡y era verdad!

[...]

http://www.lavanguardia.com/lacontra/20120113/54244326671/carlos-roldan-puedo-decir-que-la-contra-me-cambio-la-vida.html

1 comentari:

  1. Y la adversidad me fortaleció, como había leído y era verdad.

    Ens ho poden explicar per activa o per passiva però ens hem d'atrevir a experimentar-ho per creure'ns-ho. Desafia la adversitat, exposa't als riscos que més tems amb tota la confiança i d'allà sortiràs guanyador perquè és la única opció.

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