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dimecres, 8 de maig del 2013

¡¡Adióoooooooooooooooos!!

Mochilas más grandes que los niños, los padres agolpados alrededor de los autocares. Salen los niños del cole y el público colapsa de emoción, un pasillo para los niños y todos aplaudiendo, besando, saludando cúal afición de fútbol. ¿Han ganado algo? No, se van de colonias.

Como bien observa un padre hay dos tipos de padres, los que están tristes porque sus niños se van y los que están rebosantes de alegría de que por fin podrán estar solos. Se van los autocares y arrancan los vítores de alegría, también las lágrimas.

¿A qué viene todo esto? ¿Por qué nos alegramos de que se vayan?

Los niños nos ocupan mucho tiempo y nos impiden dedicarnos a los entretenimientos a los que nos gustaba dedicarnos. Muchos padres sienten un vacío cuando juegan con los niños y se les hace una montaña tener que estar todo el fin de semana con ellos o se les hace larguísimo el verano. ¿Por qué? La mayoría de los padres dicen que lo mejor que les ha pasado en la vida es tener a los niños pero igualmente aparecen esos sentimientos cruzados de "sácame de aquí". ¿Por qué si son lo mejor que nos ha pasado?

Porque los niños nos impiden dis-traernos, nos impiden que estemos abducidos por un libro, por la tele, por el ordenador, el móvil. Y eso nos obliga a estar presentes, a estar aquí y ahora y entonces aparece todo lo que estábamos escondiendo, todo lo que hay en el armario de los trastos del corazón. Aparece el aburrimiento, la rabia, la ira, lo peor de cada casa. ¿Eso es malo? No, es lo que es. Tenemos pánico a todo eso que sale porque es lo peor de nosotros mismos y nos asusta, porque es muy grande y muy fuerte.

A partir de aquí tenemos dos opciones. Drogar a los niños con tele, juegos electrónicos, comida, extraescolares y así poder volver a meternos en nuestro mundo donde no hay dolor porque no vivimos nuestras emociones vivimos las del libro, las de la serie, las del juego (pero sí hay una profunda tristeza).
2a opción, aceptar que tengo mucha mierda y empezar a mirarla cara a cara sin huir de ella. Porque yo soy lo peor que hay en mi (y lo mejor también) así que más vale que empecemos a aceptar que lo peor (que sólo lo vemos en los otros) también está en nosotros y por eso nos molesta tanto. Tenemos mucho por llorar, gritar, escupir, insultar y finalmente aceptar y agradecer porque todas las malas experiencias son maestras muy buenas, cuánto más dura la experiencia más se puede aprender.

Cuando hayamos integrado eso en nosotros, cuando sepamos que somos lo mejor y lo peor simultániamente podemos empezar a elegir sin juicio y con consciencia qué versión queremos mostrar y ser, por fin, quien realmente somos. Y entonces podremos empezar a disfrutar, a redescubrir la vida, a ver qué había detrás de todo, a volver a ser el niño que se pasaba horas columpiándose.

Bienvenido a ti mism@

Un abrazo con todo mi amor :-)

dimarts, 24 de juliol del 2012

La mort

Cantant la cançó de "El meu Avi" amb els nens, on l'avi acaba morint al peu dels canons, l'Adrià em pregunta que perquè es mor. Li dic que tots ens morim en algun moment, però que després de morir anem al cel, tornem a néixer, tornem a morir, tornem al cel, tornem a néixer, etc.

Clara: Jo no em vull morir... Perquè em fa por néixer! (veu preocupada)

Núria: No et vols morir? Doncs no et moris.

Clara: Vale.

Esos locos bajitos

A menudo los hijos se nos parecen,
y así nos dan la primera satisfacción;
ésos que se menean con nuestros gestos,
echando mano a cuanto hay a su alrededor.

Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, (dicen) que hay que domesticar.

Niño,
deja ya de joder con la pelota.
Niño,
que eso no se dice,
que eso no se hace,
que eso no se toca.

Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma,
con nuestros rencores y nuestro porvenir.
Por eso nos parece que son de goma
y que les bastan nuestros cuentos
para dormir.

Nos empeñamos en dirigir sus vidas
sin saber el oficio y sin vocación.
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones
con la leche templada
y en cada canción.

Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un día
nos digan adiós.

Joan Manuel Serrat



Letra sacada de: http://www.quedeletras.com/letra-cancion-esos-locos-bajitos-bajar-3321/disco-serrat-en-directo/joan-manuel-serrat-esos-locos-bajitos.html

dimarts, 10 de juliol del 2012

Vacances amb nens


Versión en español

És estiu. Els nens no tenen escola. Moltes hores de convivència a casa. Això pot portar a una situació de nervis a flor de pell.

El nen coneix els meus bloquejos emocionals; probablement perceb la meva tensió davant determinades situacions. I la seva reacció és desafiar aquell bloqueig, provocar-lo, magnificar-lo. És un meravellós regal que em fa: assenyalar-me indirectament el meu bloqueig, perquè jo pugui veure’l. I de camí, em cabrejo.

Recordo anys enrere amb la cangur. L’Adrià saltava sobre el sofà i la cangur s’omplia de por, davant la possibilitat que l’Adrià caigués del sofà i es fes mal. Doncs l’Adrià, que coneixia la seva reacció de por, la provocava saltant al sofà i cridant-la perquè el veiés.

Avui preparo arròs amb llenties per dinar. Li pregunto si vol arròs amb llenties, si vol només arròs o si vol només llenties (observació 1: abrumo al nen amb possibilitats. Observació 2: desig de complaure al nen donant-li allò que ell vulgui. Observació 3: indecisió meva). Em diu que vol arròs amb tomàquet (toma! La primera en la frente. Jo li dono possibilitats? Ell me’n dóna més). Li dic que ni parlar-ne, que ja he fet el dinar i no em posaré a preparar altres coses (es cola entre línies la meva indignació perquè no vulgui menjar el que m’ha costat temps i dedicació preparar. Indignació perquè l’Adrià no fa el que jo vull. Indignació perquè aquesta petició que em fa, jo no la puc ni la vull complaure i això em genera tensió). L’Adrià s’enfada, crida, plora i em pega. Dins meu salta la ira i l’agressivitat (l’Adrià, pegant-me, està essent el reflex de la meva pròpia agressivitat i enfado). Poc a poc les coses es van calmant, però l’Adrià continua plorós.

I endevineu què passa! Arriba la cangur, s’ofereix per donar de menjar als nens i l’Adrià, en veure el plat de la Clara, em diu tot al.legre “Vull arròs amb llenties!”.

El desencadenant eren les llenties o era la meva actitud davant de tota la situació?